Jim Amaral: tiempos del nunca

Galería La Cometa, Bogotá, Colombia. 2015.

La extraña canción del tiempo

Las series creadas por Amaral han ido surgiendo, sin que una niegue a la otra, como migraciones incesantes llegadas de un continente muy remoto y en ellas –ya sean vigilantes que guardan el jardín del gran secreto, Tiresias u Orfeos nuevamente desolados, mujeres caídas o a punto de elevase, hombres sin rostro u hombres florecidos, Yelmos, Cisnes, Minotauros, Guardianes, Esfinges, Árboles, Orbitas o Ruedas- se transparenta el testimonio de una fidelidad. Sean del año o etapa que sean, siempre encontramos en su savia al Amaral escultor y al dibujante, al sacro y al lascivo, el cultivador de una larga colección de instantes, el eternizador de la fuga, el metafísico que goza ahondado en la caverna de la sombras y los acertijos , al poeta que al titular sus cuadros redobla su prodigio, al que nos juega bromas “patafísicas”, al demiurgo que da nombres y rostros y cuerpos al vacío…

—Iván Beltrán Castillo, 2015 [Extracto de texto].