IslasImaginarias Gran rueda y balcón, 2010. Bronce, base en mármol; 35×33×20 cm (edición única). Piedra nº7, 2009. Bronce, base en piedra; 19×20×20 cm (edición única). Alas de seis ruedas, 2010. Bronce; 18×19×12 cm (edición única). Dado mh 004 , 2010. Bronce, base en mármol; 21×10×10 cm (edición única). Dado mh 012, 2010. Bronce, base en mármol; 19×9×9 cm (edición única). Dado fw 009, 2010. Bronce, base en mármol; 15×9×9 cm (edición única). Dado fw 011, 2010. Bronce, base en mármol; 16×9×9 cm (edición única). Bolas en muro, 2010. Bronce, base en piedra; 29×23×21 cm (edición única). Mausoleo, 2010. Bronce, base en piedra; 24×42×17 cm (edición única). Paneles y ruedas, 2010. Bronce; 18×30×12 cm (edición única). L a obra de Jim Amaral ha constituido siempre un acicate para la sensibilidad y la imaginación, un impulso hacia el deleite y hacia reflexiones que se bifurcan conduciendo, por una parte, hacia con- ceptos y atributos propios del arte, y por otra parte, hacia situaciones y universos ilusorios, fantásticos, pero siempre producto de íntimas convicciones, de reflexiones e intuiciones particulares, un tanto her- méticas, pero no por ello menos estimulantes para el observador. Esta exposición de la Cámara de Comercio de Bogotá, constituye una ex- quisita reiteración de la capacidad de fantasía de este artista, del libre vuelo de su inventiva, de los amplios horizontes de su inspiración, pero también, de su ingenio para plasmar en materiales tan especí- ficos e inflexibles como el bronce y la piedra, las elusivas y efímeras imágenes de una mente propensa al ensueño y la utopía. Desde la primera vez que tuve la oportunidad de referirme a su trabajo, por allá en la década del setenta del siglo pasado, caí en cuen- ta que su obra es prácticamente inclasificable dentro de los movi- mientos que han tenido alguna repercusión en el desarrollo del arte colombiano, que su trabajo combina libremente características de una y otra modalidad plástica, inclusive de argumentación opuesta, haciendo gala de un delicioso eclecticismo conceptual y estilístico y por ende, de un inagotable arsenal de contextos y recursos. Aun- que los valores de su lenguaje se hallan bien establecidos, de todas maneras su producción es tan variada que algunas de sus obras per- miten establecer relaciones con la antigüedad clásica, en tanto que otra parte de su producción involucra elementos naturales, piedras encontradas, es decir, tácticas y conceptos artísticos propios de las vanguardias contemporáneas. La muestra incluye esculturas relativamente antropomorfas de tres tamaños, hecho que ayuda a percibir algunas reflexiones del ar- tista: las más grandes son a escala humana, figuras hieráticas que pa- recieran vigilar los siglos; le siguen un grupo de esculturas de aproxi- madamente la mitad del tamaño de las anteriores y que conservan el sello Amaral al hacer gala de imaginativos aditamentos; y por último aunque son las obras más numerosas de la muestra, se presenta una serie de esculturas de pequeño formato que conducen a una cercana observación de sus detalles: de sus texturas de bronce arqueológico, de sus patinas delicadas y evocativas y de los arcaicos mecanismos que con frecuencia las acompañan. Vista desde ese ángulo podría decirse que la muestra, al tiempo que invita a ponderar la escala de las figuras, invita también a consi- derar su distancia. Es como si el observador se fuera apartando paula- tinamente de las obras, mientras las observa: las grandes de cerca, las segundas a media distancia y las pequeñas desde un lugar retirado. El espacio entre el ojo y la escultura puede ser diminuto, pero el espacio entre el ojo y la representación simbólica de las obras puede ser si- multáneamente considerable e involucrar una reflexión de lejanía. No obstante, sus piezas de menor tamaño, es decir, las más lejanas, con- llevan el poder figurativo de la imagen remota permitiendo asegurar que se trata de seres de la misma naturaleza, de la misma especie, que los de sus piezas de mayores dimensiones. Buen número de estas pequeñas esculturas combinan el bronce con la piedra, pero con la piedra rústica, con la piedra encontrada fortuitamente e involucrada en los trabajos generalmente como en- torno o contexto de las figuras. Son estas piedras las que sugieren islas imaginarias, reducidos territorios, pequeñas áreas de tierra firme, habitadas y rodeadas de nada por todas partes. Las islas, no obstante, se presentan en ocasiones dotadas de unos mecanismos que introducen la posibilidad de movimiento, en tan- to que las figuras que reposan sobre ellas aparecen con frecuencia dotadas de grandes alas, inoperantes, pero bellas, fuertes, en forma de cubo, de espiral o de círculo, y haciendo inevitable la alusión al viejo sueño humano de volar y a la frustración consiguiente. Estas alas, al igual que otros mecanismos como ruedas y engranajes que también son movibles, manipulables, invitan al observador a despla- zarlos, a cambiar sus posiciones; acción que se ve recompensada con la música sugerente de los viejos goznes, de los cerrojos oxidados, de vetustos herrajes. En la muestra figura igualmente una serie de dibujos de colores definidos, vehementes, que permiten descubrir una veta cromática desconocida en la obra generalmente sobria y delicada de Amaral. El marco, el paspartú, el borde del papel y la escena central, todo, es obra del artista quien utiliza para ello diversos tipos de medios, técnicas y estilos logrando un ambivalente resultado: a primera vista se trata de unos objetos llamativos, vistosos, que irradian abigarra- miento y alegría; pero enseguida, ajustando un poco la retina, toman forma los personajes centrales, algo extraños y melancólicos, en oca- siones sumergidos en un agua inexplicable, quienes encarnan tanto el carácter crítico-erótico como el humor un tanto corrosivo que ha acompañado desde siempre su trabajo sobre papel. Islas Imaginarias es una exposición que está hecha para contem- plarse y meditarse, para disfrutarse y ensimismarse, y que reitera con especial agudeza la vigencia de la escultura figurativa en el mundo contemporáneo. —Eduardo Serrano Curador