8 4 (…) Amaral nos revela “el aspecto sexual de los objetos y de los seres”. Es el pintor de lo bisexual. A través de su obra, estamos invitados a descifrar la naturaleza en su compleji- dad. Sus guaches, sus dibujos y sus cuadros son todos ce- rrojos para descubrir el verdadero código de este lenguaje misterioso de los objetos y las formas del mundo. Pintor erótico, ciertamente, pero ofreciéndonos la simplicidad de la lectura de un niño que no ve más que lo evidente y para el cual hasta la ambigüedad es verdadera. Amaral ha aboli- do las contradicciones que han proyectado artificialmente sobre el universo, las categorías de la inteligencia. Él pro- pone un método de penetración por medio del arte que está más allá del lenguaje, un modo maravilloso y lúcido que permite conocer las esencias y los seres sin recurrir a la cultura y a la lógica. Una pintura de trascendencia. Galería de arte Diners, Bogotá. Portafolio de siete grabados en color titulado Landscape . París, Le Soleil Noir Éditeurs. 1978 Galería Garcés Velásquez, Bogotá. En un reportaje con motivo de esta muestra, el artista definió sus propósitos: Sólo trato de entender el mundo, de vivir a través de mi pintura. Trato de comprender ciertos enigmas, como las energías de la vida y la muerte, la soledad del hombre (…) Realizo una pintura que haga reflexionar a la gente, para que no se quede simplemente en el impacto visual. Galería Levy, Hamburgo, Alemania, organizada por Octave Negru. American Drawn and Matched, Museo de Arte Moderno de Nueva York (colectiva); L’ Estampe Aujord’hui, Biblioteca Nacio- nal, París (colectiva); Wosu, galería Nina Dauset, París (colecti- va); galería Sylvie Bourdon, París (colectiva): Amaral (…) pinta al óleo o con acuarelas, sobre lino, pa- pel, pergamino, montados, y frecuentemente clavados sobre madera. Usa pocos colores, teniendo como predi- lectos el beige, el rosado, el verde y el morado. Así como Lavater pasaba de la rana a Apolo, Amaral pasa del sexo a la naturaleza animada o a la semántica. Su obra no es para provocar sino para acostumbrar la mirada a una clase de sexualidad, de simbolismo maniático de las formas. 1979 Se establece de nuevo en París hasta 1980. Lacouriere & Frelaut, Museo de Arte Moderno, París (colectiva); galería del Naviglio, Milán; Naviglio Venezia, Venecia, Italia. 1980 Exhibe la serie Flores invisibles , entonces integrada por tres gru- pos de treinta ejemplares cada uno, dibujados a lápiz y guache, en la galería Albert Loeb, París, en la galería Garcés Velásquez, Bogotá, y en la galería Vorpal, en San Francisco. En Garcés Ve- lásquez presenta también las series Frutas secas y La transfor- mación de Tiresias ; esta misma galería edita el portafolio de reproducciones en litografía Flores invisibles . Sobre esta serie, el crítico Eduardo Márceles Daconte escribió: Explorando la pintura por primera vez, exhibe una serie de cuadros en composiciones sencillas cuyo énfasis fun- damental es el color. Fiel a su intención de obtener un equilibrio dialéctico entre el color y un léxico formal que para ciertas personas susceptibles podría parecer ofensi- vo o impúdico, Amaral se esfuerza por suavizar sus tonos, usualmente pasteles, dentro de una línea generalmente sutil, que mitiga cualquier sentimiento de hostilidad hacia el observador. Galería Le Salón d’Art, Bruselas, Bélgica; Chicago Art Fair, galería Negru, Chicago (colectiva). Amaral y su esposa deben regresar a Colombia para atender el taller textil. Antes de ello, visita a su padre enfermo en California. 1981 Muere su padre. Flores invisibles , galería Partes, Medellín. 1982 IX Feria Internacional de Arte Contemporáneo (Fiac), galería Fred Lanzenberg, París (colectiva). gran delicadeza. Nariz, labios, seno, pulgar, oreja, diente y pene son algunas de las letras de un alfabeto con el cual crea un alusivo y múltiple discurso en medio de un espacio intrincado. “Oigo a la gente decir que mi trabajo es erótico”, dice Amaral. “Yo no pienso así. Pero entonces me sorprende —casi me confundo— cuando veo cuán molestas se ponen al ver un pene”. Sus metáforas salen de la lingüística o de la música: “Estoy buscando un len- guaje con el cual se puedan comprender las cosas”, dice. En términos musicales, él habla como si los espacios yux- tapuestos fueran movimientos musicales en los cuales un perfil, una mano, está reiterada con variaciones. Es un arte lírico subyugante que posiblemente se inicia con cierta clase de dificultad pero la supera. Las partes suaves y las duras del cuerpo, presentadas como sím- bolos y no como obsesiones, evocan, en unos casos, ternura y muerte. Amaral es un dibujante excepcional. Hace veinte años en Stanford, dice, era el peor de su clase. Hace diez años de- cidió autoenseñarse a dibujar. Usa medios mixtos sobre bases flexibles (papel, pergamino), incluyendo guache, acuarela, collage , clavos. Un dibujo está hecho sobre un objeto del siglo XVI comprado en un mercado de pulgas; otros con cartas viejas o, para obtener un efecto cómico, sobre viejas fotografías. En otro artículo, este mismo autor dijo: Admirablemente pintadas y difícilmente describibles, estas composiciones de Amaral (dibujos, pinturas y co- llages ) en las cuales los elementos identificables son las extremidades sensibles del cuerpo humano (dedos, na- riz, oídos, pezón, pene, etc.), están injertadas de inquie- tantes maneras: oreja con dedo con pezón, por ejemplo. El aspecto obsesivo, inmediatamente obvio, resulta ex- trañamente persuasivo y seductor, por la gracia del arte extremadamente refinado de Amaral, y su extraordinario sentido de composición de la imagen. La revista Arts Lettres publicó un extenso comentario: ARCHIVO DEL ARTISTA Bogotá, c. 1965.
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